martes, 12 de octubre de 2010

ÚNICO HASTA EL FINAL

Llega el segundo maridaje de octubre cortando con la hegemonía de los vinos blancos de las últimas tres ediciones. Esta vez subiré un poco más la apuesta para generar un maridaje entre dos elementos que presentan un poco más de complejidad que otros que hemos visto hasta ahora.

La lectura del día de hoy será una obra de teatro, no la primera en este blog (Romeo y Julieta de Shakespeare ya fue protagonista) pero si tal vez un poco más pesada de leer, pero sumamente disfrutable y con una temática que se puede considerar actual.

Quien lo acompañará será un vino que muchos consideran difícil de catar, pero al igual que el libro será muy agradable una vez se superen las primeras barreras que encontremos.

Sin más demoras, el maridaje de hoy estará constituido por el Pinot Noir Reserva 2006 de Toscanini y la obra El Rinoceronte de Eugéne Ionesco.

Es muy difícil hacer un resumen de una obra como esta, en la que cada cual podrá darle un significado diferente. Forma parte del llamado teatro del absurdo, y en esta obra se marca parte de la banalidad del ser humano. Desde el primer acto (mejor dicho, desde las primeras páginas) observamos que en un pequeño pueblo las personas comienzan a convertirse en rinocerontes. El protagonista principal es un hombre llamado Berenguer que tratará de no convertirse él también mientras ve como todos sus conocidos van sufriendo esta transformación.

El Pinot Noir es una cepa muy particular, al tener una cáscara muy fina es un tinto más claro que otros a los que estamos acostumbrados. Además sus taninos y su cuerpo son también menos acentuados. Entonces surge preguntar dónde se encuentra el encanto de esta cepa. En su aroma principalmente, y en su nobleza, la cual bien trabajada puede lograr grandes vinos. Este es el caso del Pinot Noir Reserva 2006 de Toscanini.

En el primer acto de la obra, nos encontramos en un pequeño café de un pueblo francés, tal vez cercano a la cuna del Pinot Noir y algún chateaux que produzca grandes exponentes de este vino. No parece ser que Berenguer, con su presentación como una persona tímida y algo alcohólica esté tomando un gran vino, pero sí tal vez en esas mesas de madera que recuerdan algo del bouquet del vino elegido para hoy, haya disfrutado de un Pinot Noir de la zona.

Volviendo a la obra, es en este primer acto donde se nos presentan todos los personajes. Hay quienes consideran, y luego de saberlo es probable darles la razón, que todos los personajes que aparecen aquí son partes de la personalidad del hombre. Desde lo bohemio de Berenguer, lo firme (y algo agresivo) de Juan, lo excéntrico de El Lógico, etcétera.

El primer acto termina dándonos pistas, pero con varias incertidumbres. Tal vez pasa lo mismo con el primer sorbo de un Pinot Noir. El aroma en el exponente seleccionado demora unos instantes en descubrirse, pero al hacerlo hace sentir tonos de madera y frutas negras que trabajan juntas, no tapándose entre ellas. Su color es similar al de las tejas que se podrían encontrar en las calles de ese pueblo francés cuya armonía se ve interrumpida por estos grandes invasores.

El segundo acto de este libro está dividido en dos escenas, donde en la primera se nos explica que los rinocerontes no son invasores externos al pueblo, sino la misma gente de allí que se está convirtiendo. Dentro de estos grandes animales vive el espíritu del hombre que supo ser, por ello uno de los personajes, la Sra. Bouef se siente cautivada cuando su marido, ya transformado la llama dulcemente. Se lanza junto a él y escapan, para poco después sufrir ella esta metamorfosis.

Ahora bien… ¿qué significa esta transformación en masa? ¿por qué hasta Juan, que parecía una persona firme se convierte? ¿por qué todos se convierten menos el personaje aparentemente más débil?

La transformación refiere a la aceptación de algo con una absoluta carencia de crítica. Si bien la obra cuando fue escrita quería criticar el fascismo reinante y creciente en la Europa pre guerra (al punto que en la URSS no fue exhibida esta obra), se puede transpolar la temática al día de hoy con las modas. En algún momento todos somos Rinocerontes, y en otro todos somos Berenguer. Quedará en cada uno decidir cuál prefiere ser la mayoría del tiempo. Para muchos el sentido de pertenencia y la necesidad natural de aceptación llevan a agachar la cabeza y embestir todo lo que esté adelante con el fin de ser uno más. Para otros, ser Berenguer y rechazar convertirse, a pesar de extrañar el contacto con los demás, será mucho más válido.

El sabor de la soledad llega a Berenguer rápidamente, un sabor amargo y que genera el deseo de que pronto abandone los sentidos. Afortunadamente, el Pinot Noir Reserva 2006 de Toscanini es completamente opuesto, ya que es equilibrado y gentil. Tiene un cuerpo medio y permanece poco tiempo en la boca, pidiendo un sorbo más para sentir ese final tan agradable.

La obra está terminando. Berenguer se queda solo, como una isla de humanidad y sueños en medio de un mar de homogeneidad que hace ruido con sus pisadas y destruye todo rastro de algo diferente. Surge la duda de si serán ellos quiénes tienen razón. Es decir, si toda la ciudad considera que estoy equivocado, ¿será así? Berenguer duda frente a un espejo. Su monólogo va y viene entre preguntas y afirmaciones. Casi se ve vencido cuando se siente un monstruo frente al mundo, cuando se quiere convertir. En un último suspiro de humanidad reacciona y decide defenderse ¡Contra el mundo entero, me defenderé contra el mundo entero, me defenderé!¡Soy el último hombre, seguiré siéndolo hasta el fin! ¡No capitulo!

Como se titula el post, Berenguer y el Pinot Noir elegido son diferentes hasta el final; y para quien desea ser único, este vino es una buena opción para separarse de otros tintos. Es una cepa que merece ser comprendida y analizada. Es una cepa propia de quien no desea ser un rinoceronte más.

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