miércoles, 23 de marzo de 2011

MARIDAJE FREUDIANO

Volvió leerybeber luego de tanto tiempo, primero por unas vacaciones, tal vez no merecidas pero sí necesarias, y luego por falta de tiempo. Pero por suerte se hizo un tiempo y hoy puedo compartir con ustedes un maridaje que tenía pensado hace tiempo para comenzar un 2011 que se viene con todo.


Como lo indica el título, hoy la combinación viene desde el subconsciente, desde el mundo de la psicología. Los integrantes serán el libro La locura uruguaya de Gustavo Ekrot y el vino Puzzle, de Plaza Vidiella – Giménez Méndez.


Este vino es una combinación de quince cepas distintas, once tintas y cuatro blancas en exactamente la misma proporción. De allí su nombre comercial y su primera relación con el libro. La locura uruguaya supo ser un best seller en nuestro país y es una de tantas obras del reconocido psicólogo Gustavo Ekrot. En esta obra intenta explicar por qué los uruguayos somos como somos y por qué hacemos lo que hacemos. A través del uso de historias, ejemplos y cuestionarios trata de hacernos entender cómo mejorar nuestro relacionamiento con el mundo que nos rodea y con uno mismo. A no confundirlo con un libro de auto ayuda (aunque podría usarse como tal), es un ensayo acerca de las características de una sociedad muy particular. “Los uruguayos somos buena gente. Con gran capacidad de amar y de entregarnos a los demás. Somos sobrevivientes del caos, hijos pródigos de la limitación (si no fuera así, nuestro país estaría desierto), somos la herencia de nuestro tiempo, las ganas de cambiar, la fuerza de creer y la pasión de ser. ¿Qué sucede entonces con nosotros? ¿Por qué la bronca y el fracaso? ¿Por qué ocultamos todo lo bueno, lo puro, lo perfecto que hay en nosotros?”


La relación con el libro es justamente el puzzle de características, virtudes y defectos que no es patrimonio de los uruguayos sino de todos nosotros. Somos una combinación de elementos que son mucho más que sólo su suma. Mucho más que “Dioses o demonios”, más allá de lo negro y lo blanco que según Ekrot, y creo que está en lo cierto, solemos pensar los uruguayos. Tal vez personas de otras partes se sientan identificados, y es obviamente en el fondo todos somos similares. Mucho más los de esta zona del planeta.


El vino puzzle tiene once variedades tintas, a saber: Tannat, Cabernet Franc Cabernet Sauvignon, Marselán, Pinot Noir, Pinot Meunier, Petit Verdot, Arinarnoa, Merlot, Syrah y Alicante Bouschet. Todas ellas, al igual que cada una de las características de una persona, le dan una forma de ser única. Con dulzura y aspereza, con suavidad pero personalidad, con carisma y misterios, con cosas por descubrir y otras que se notan a simple vista.


La perfección, no existe, comienza uno de los puntos del primer capítulo del libro, el cual habla de aceptar a los demás y a uno mismo como lo que son, personas falibles. Con el vino pasa lo mismo, no habrá un vino perfecto, pero si muchos que lograrán satisfacer las necesidades y los deseos de muchos. La discusión sobre si el vino Puzzle es perfecto tendrá tantos argumentos como paladares por los que pase, pero lo que no será discutible es que la aventura detrás sí es perfecta, la aventura de soñar, jugar y probar con aquello que a uno le apasiona y lograr un producto distinto, único, como quien lo realizó.


El vino que hoy colabora en el maridaje también tiene cuatro cepas blancas: Chardonnay, Sauvignon Blanc, Viognier y Chenin. Todo esto le agrega complejidad y personalidad, la misma que yo y quienes leen lo tienen. De la misma forma que cuando comenzó este blog hablé de las similitudes entre el beber y el leer, perfectamente se podría hacer una alegoría entre un vino y una persona. ¿Cuántos vinos conocemos que no nos dicen nada? ¿Cuántos vinos piensan que son mucho más de lo que realmente son? ¿Cuántos vinos nos sorprenden gratamente cuando no dábamos nada por ellos? ¿Cuántos tienen un perfil bajo y nos dejan el más agradable de los recuerdos? ¿Cuántos nos decepcionan? ¿Cuántos nos alegran el día? ¿Cuántos queremos volver a ver? ¿Cuántos queremos ver toda la vida?


El libro continua en una serie de relatos acerca de personajes que, aunque exagerados, todos conocemos, incluso muchos de ellos somos nosotros mismos. Personas que dejan todo para otro día, que se quejan por quejarse, por el deporte nacional del quejismo, de personas que no vemos lo bueno en nosotros, o en otros, quienes no pueden enfrentar ni el más mínimo problema. El vino tiene un color tinto intermedio y es fácil de beber a pesar de la complejidad de su elaboración. Se presenta de forma amable con aromas frutales y un sabor delicado.


Tal vez sea como una persona interesante de conocer, simpática, con una buena presencia y sobre todo, un montón de aristas interesantes por descubrir. El propio enólogo que lo realizó lo describe como “…un tinto que yo recomiendo para personas que empiezan a descubrir el mundo del vino, porque carece de gran estructura tánica pero tiene aromas seductores. Por eso es ideal para los jóvenes”.


El libro da varios consejos para posponer una de las mayores cualidades del uruguayo (y del ser humano), que es la postergación del comienzo de los proyectos. Seguramente quienes hicieron Puzzle las llevaron adelante y solo por eso merecen un reconocimiento.


Tanto el libro como el vino tienen un sinfín de aristas que llevaría muchísimas más palabras describirlas, por eso como siempre, recomiendo probar ambos, pero particularmente, leer un libro que es una visión casi externa de alguien que está comprendido dentro del libro como uruguayo que es.