martes, 31 de enero de 2012

SETENTA COLUMNAS Y VARIOS BRINDIS

Hoy cruzaremos el río y tomaremos un libro y un vino de nuestro país vecino para continuar. El libro es un compilado de columnas periodísticas del diario La Nación escritas por Mex Urtizberea. Además de tener una distinguida carrera como columnista, trabajó, entre tantos programas, en Cha Cha Cha. El nombre del libro es “Malas Palabras. Setenta columnas y ninguna flor” de Editorial Sudamericana y en sus doscientas y algo de páginas trasmite una visión muy particular acerca de hechos de la realidad. Asuntos políticos, culturales, hogareños, sentimentales y tantos más se tratan con humor y con bastante crítica, incluso acerca de la idiosincrasia argentina.


La gran mayoría de estas columnas se cuela en nosotros y al final (al menos en mi caso), nos hace estar de acuerdo en muchas. Es muy fácil hacer una columna crítica en realidad, lo difícil, y en este libro se logra, es hacerla con contenido y con un mensaje, y no un mero instinto de destrucción (como casi todas las críticas todo el tiempo). Tal vez la elección haya complejizado este maridaje, ya que no es un libro que hable de una sola cosa, sino de muchas. Pero esa dificultad es parte de la relación entre ambos elementos.


Vayamos al vino. Para empezar debía ser un vino con cierta complejidad, pero que no necesitara de nosotros como expertos. Un vino difícil de realizar, pero que cuando se logra nos enfrentamos al resultado de una de las cepas más nobles. Se trata del Syrah Reserva 2009 de Terrazas de los Andes. En la copa se presenta con un púrpura brillante muy vivo, generando una sana expectativa que será pronto colmada y hasta superada. De igual forma, Malas Palabras se muestra en sus primeras páginas salido de una pluma inteligente, ácida y sobre todo humana.


Un vino así o un libro así, al igual que cualquier otra empresa que nos propongamos, solo puede tener éxito si se ama lo que se hace. La elaboración de este Syrah, en la que no ahondaré pero dista de ser sencilla, es propia de gente que hace lo que le gusta, y como le gusta. Completar un libro como este es igual, de una persona que desea compartir lo que tiene para decir acerca de la política, la sociedad, la cultura y hasta el amor. En este último ítem se basa la tercera columna, “El lector romántico”, en que podemos encontrar seis miradas acerca del amor, historias reales o ficticias, poco importa, pero conteniendo una frase que se aplica al amor romántico, al amor por lo que se hace, y al amor por los demás: “A no economizar el amor, a no guardarlo, que de poco nos va a servir no haberlo dado cuando estemos bajo tierra.


Al acercarlo a la nariz se presenta complejo e intenso, al igual que la cotidianeidad que Mex intenta describir en sus columnas. Los aromas del Syrah Reserva nos llevan inmediatamente a la naturaleza, con matices florales y cítricos. Una naturaleza cada vez más diezmada y denunciada en “El lector contaminado”, donde se critica la actitud tan nuestra y tan actual de estar atentos a un montón de cosas menos a lo realmente importante. “Tanto pensar en rodearnos de cosas, ¡que no queda tiempo para pensar en lo que nos rodea! [...] Tanto preocuparse cada uno por su mundo, ¡que el mundo, que es de todos, resulta no ser de nadie!


En boca es suave, contrariamente a como se presentan las columnas en nuestra conciencia, en nuestra memoria, en nuestras experiencias. Es un vino joven que aún tiene mucho por dar, una juventud distinta a la que habla el libro en “El lector joven”, donde se hace un compendio de lo peligroso que es ser joven, para terminar diciendo: “Pero también es peligroso no ser joven cuando se es joven. Peligroso ceder ciegamente ante el miedo; querer prohibir todo lo que podría implicar algún riesgo; no respetar los deseos naturales que surgen cuando se ha comenzado a descubrir el mundo; no confiar en ellos; avasallar la libertad que necesita un joven para ser joven. Peligroso ser joven, y peligroso llegar a viejo sin haber sido joven. Y muy peligroso, finalmente, un país y un mundo que no cuidan a sus jóvenes; que no piensan en ellos más que como en consumidores […] Peligroso ser joven en los países que hacen envejecer los sueños de juventud. Peligroso un mundo de jóvenes con miedo.


Para finalizar quiero transcribir algunos pasajes de la columna “El lector navideño II”, que sirven para cerrar este post y brindar por todo lo que viene, y lo que se ha aprendido. Sirve para tener buenos deseos, alejados tal vez del año nuevo, pero cercanos en lo que se quiere siempre para todos.


Brindemos.

Brindemos todo lo que podamos brindar.

Brindemos por brindar.

Brindémonos.

Que todo el mundo brinde lo mejor que tenga para brindar.

Que cada uno brinde su aporte.

Que el mundo brinde oportunidades.

Que los economistas brinden soluciones.

Que los comerciantes brinden mejores precios.

Que la escuela brinde herramientas que sirvan.

Que el fútbol brinde un espectáculo.

Que los políticos no brinden un espectáculo.

Que los horóscopos brinden buenas noticias en Amor.

Que los gobernantes se brinden a los ciudadanos.

Que las personas se brinden confianza.

Que los que se brindan por entero al prójimo sean festejados.

Que a nadie le falte un festejante con quien brindar.

Que el pasado nos brinde experiencia.

Que la experiencia no nos brinde sólo canas.

Que la familia brinde un lugar para ser feliz.

Que la vida nos brinde siempre otra oportunidad.

Que todo el mundo brinde.

Antes del brindis, después del brindis, brindemos un tiempo mejor.

Brindemos un futuro.

Brindemos mañana: que todas las Noches pueden ser Buenas si cada uno brinda al mundo lo mejor que tiene para brindar.

Nadie nos quita lo brindado.

viernes, 20 de enero de 2012

MARIDAJE PARA HACER DE A DOS




Casi un año pasó del último post, en un 2011 donde lo urgente le sacó tiempo a lo importante y aquello que más se disfruta tuvo que quedar relegado por un tiempo. La intención es en este 2012 no mirar hacia atrás, sino todo lo contrario desde el presente para adelante. Por ello comenzaré lo que espero que sea una serie importante de post durante el año, en una actividad que disfruto tanto como el hecho de compartirla.



Para continuar en la misma temática que el único post del año pasado, volveré a hablar de un libro escrito por un psicólogo, en realidad, una psicóloga para ser exactos. Se trata del segundo libro de la autora, una profesional de vasta experiencia y a quien no sólo tengo el gusto de conocer, sino que me brindó el honor de participar en la presentación en la Feria Internacional del Libro. Se trata de “Orange, ¿dónde está mi media naranja?” de Susana Acquarone.



Busca comprender las dificultades (generadas por uno mismo y el entorno) para conseguir y mantener una pareja en el mundo actual. Quien piense que se trata de un libro de autoayuda está equivocado, aunque en el correr de sus páginas podemos encontrar un punto de vista objetivo sobre circunstancias de las que formamos parte y en ocasiones no nos permiten disfrutar plenamente de las relaciones.



El vino de hoy, como he expresado muchas veces, acompañará el amor, el amor romántico, pasional, platónico o el que sea que vivamos (y en lo posible, disfrutemos). Se trata de un merlot, y uno muy especial, ya que se trata de la primera edición reserva de la bodega. Hablo del Cuna de Piedra Merlot 2011 de Los Cerros de San Juan, un lanzamiento especial celebrando las bondades de una cosecha histórica.



Si este blog se basa en la subjetividad, el post de hoy será tal vez el que más lo haga, ya que todos nosotros tenemos diferentes visiones acerca de las relaciones humanas, y particularmente de las de pareja. Todos hemos tenido diversas experiencias, que cada uno catalogará a su gusto, como positivas o negativas, como enseñanzas o pérdidas de tiempo, como blancas o como negras. En lo particular considero cada experiencia, cada día, cada cosa como un aprendizaje, donde podemos depurar nuestro proceso de selección e inferir con más seguridad sobre lo que queremos o (muchas veces más importante), sobre lo que no queremos.



La primera relación entre ambos elementos va más allá de ellos mismos. Se trata de la relación entre el vino y las personas, entre como ambas pueden ser justamente lo que necesitamos en un momento determinado, o por el contrario, su llegada no nos hace ningún bien. Como en ambos casos muchas veces apostamos a que nos gratificarán, y nos decepcionan, o por el contrario, cuantas veces tenemos gratas sorpresas de uno y otro elemento.



Muchas veces se nos presentan vestidos con sus mejores ropas, para dejar un sabor amargo e incompleto en nosotros, mientras que otras, llegan de forma más humilde, con un perfil más bajo, e iluminan nuestro interior cuando comenzamos a conocerlos.



¿Es fácil hallar una pareja ideal, o un vino ideal? ¿Existe acaso tal cosa? Obviamente que dista de ser sencillo, pero existe sí, y se trata de aquello que nos haga más felices, más naturales, más nosotros. ¿Cómo se consigue? Siendo más felices, más naturales, más nosotros. Dejando que las cosas fluyan. Si hacemos fuerza para que algo nos guste (un vino, un libro, una persona, una situación), es porque evidentemente no estamos en el lugar correcto.


Las relaciones basadas en un personaje, difícilmente lleguen a buen puerto, siendo éste un recorrido, y no necesariamente un punto de llegada prefijado. Aquellas experiencias en las que no seamos nosotros, no nos darán la satisfacción que buscamos. Muchas veces nos basamos en lo que los demás esperan de nosotros, en vez de lo que esperamos de nosotros mismos. Eso sólo llevará al fracaso, porque en nuestro fuero interno sabremos que no es real, que no es nuestra la experiencia que estamos teniendo.




Las relaciones, lecturas y vinos nuevos que probamos sin prejuicios, con la mente y el corazón abiertos, ya tienen un punto ganado. Es el caso de este Cuna de Piedra Merlot, que cumple con lo que se espera de su nombre, e incluso supera las expectativas.



Vivir en busca de una relación ideal, dista de ser una vida desperdiciada, aunque no se logre encontrar. Se puede vivir buscando un Merlot ideal, y por suerte hoy en nuestro maridaje encontramos uno así. Es un vino potente, pero amable al mismo tiempo. Al igual que el libro, se nos presenta humildemente, pero sorprende cuando se lo comienza a conocer. Nos dan a cada sorbo, a cada página, algo nuevo en qué pensar, una introspección hacia lo más sincero de uno mismo. Este vino tiene gran potencial de guarda, y como tantas otras cosas, seguramente se disfrutará tanto o más dentro de un tiempo como en el día de hoy.



Leer un libro que parece escrito para uno, como tomar un vino especial, son cosas que pasan pocas veces y hay que disfrutarlas. Tanto como la búsqueda en sí misma de nuestra lectura, nuestro vino o nuestra compañía de vida.




Lo importante sigue siendo seguir buscando, y seguir disfrutando de la búsqueda. La de este blog en particular aún no termina, y ojalá no lo haga nunca. Tal vez lo ideal sea la búsqueda en sí misma. Tal vez lo ideal sea el recorrido, o el punto de llegada. Lo que es seguro es que lo ideal es distinto para todos, y seguramente eso sea lo ideal.