
Casi un año pasó del último post, en un 2011 donde lo urgente le sacó tiempo a lo importante y aquello que más se disfruta tuvo que quedar relegado por un tiempo. La intención es en este 2012 no mirar hacia atrás, sino todo lo contrario desde el presente para adelante. Por ello comenzaré lo que espero que sea una serie importante de post durante el año, en una actividad que disfruto tanto como el hecho de compartirla.
Para continuar en la misma temática que el único post del año pasado, volveré a hablar de un libro escrito por un psicólogo, en realidad, una psicóloga para ser exactos. Se trata del segundo libro de la autora, una profesional de vasta experiencia y a quien no sólo tengo el gusto de conocer, sino que me brindó el honor de participar en la presentación en la Feria Internacional del Libro. Se trata de “Orange, ¿dónde está mi media naranja?” de Susana Acquarone.
Busca comprender las dificultades (generadas por uno mismo y el entorno) para conseguir y mantener una pareja en el mundo actual. Quien piense que se trata de un libro de autoayuda está equivocado, aunque en el correr de sus páginas podemos encontrar un punto de vista objetivo sobre circunstancias de las que formamos parte y en ocasiones no nos permiten disfrutar plenamente de las relaciones.
El vino de hoy, como he expresado muchas veces, acompañará el amor, el amor romántico, pasional, platónico o el que sea que vivamos (y en lo posible, disfrutemos). Se trata de un merlot, y uno muy especial, ya que se trata de la primera edición reserva de la bodega. Hablo del Cuna de Piedra Merlot 2011 de Los Cerros de San Juan, un lanzamiento especial celebrando las bondades de una cosecha histórica.
Si este blog se basa en la subjetividad, el post de hoy será tal vez el que más lo haga, ya que todos nosotros tenemos diferentes visiones acerca de las relaciones humanas, y particularmente de las de pareja. Todos hemos tenido diversas experiencias, que cada uno catalogará a su gusto, como positivas o negativas, como enseñanzas o pérdidas de tiempo, como blancas o como negras. En lo particular considero cada experiencia, cada día, cada cosa como un aprendizaje, donde podemos depurar nuestro proceso de selección e inferir con más seguridad sobre lo que queremos o (muchas veces más importante), sobre lo que no queremos.
La primera relación entre ambos elementos va más allá de ellos mismos. Se trata de la relación entre el vino y las personas, entre como ambas pueden ser justamente lo que necesitamos en un momento determinado, o por el contrario, su llegada no nos hace ningún bien. Como en ambos casos muchas veces apostamos a que nos gratificarán, y nos decepcionan, o por el contrario, cuantas veces tenemos gratas sorpresas de uno y otro elemento.
Muchas veces se nos presentan vestidos con sus mejores ropas, para dejar un sabor amargo e incompleto en nosotros, mientras que otras, llegan de forma más humilde, con un perfil más bajo, e iluminan nuestro interior cuando comenzamos a conocerlos.
¿Es fácil hallar una pareja ideal, o un vino ideal? ¿Existe acaso tal cosa? Obviamente que dista de ser sencillo, pero existe sí, y se trata de aquello que nos haga más felices, más naturales, más nosotros. ¿Cómo se consigue? Siendo más felices, más naturales, más nosotros. Dejando que las cosas fluyan. Si hacemos fuerza para que algo nos guste (un vino, un libro, una persona, una situación), es porque evidentemente no estamos en el lugar correcto.
Las relaciones basadas en un personaje, difícilmente lleguen a buen puerto, siendo éste un recorrido, y no necesariamente un punto de llegada prefijado. Aquellas experiencias en las que no seamos nosotros, no nos darán la satisfacción que buscamos. Muchas veces nos basamos en lo que los demás esperan de nosotros, en vez de lo que esperamos de nosotros mismos. Eso sólo llevará al fracaso, porque en nuestro fuero interno sabremos que no es real, que no es nuestra la experiencia que estamos teniendo.
Las relaciones, lecturas y vinos nuevos que probamos sin prejuicios, con la mente y el corazón abiertos, ya tienen un punto ganado. Es el caso de este Cuna de Piedra Merlot, que cumple con lo que se espera de su nombre, e incluso supera las expectativas.
Vivir en busca de una relación ideal, dista de ser una vida desperdiciada, aunque no se logre encontrar. Se puede vivir buscando un Merlot ideal, y por suerte hoy en nuestro maridaje encontramos uno así. Es un vino potente, pero amable al mismo tiempo. Al igual que el libro, se nos presenta humildemente, pero sorprende cuando se lo comienza a conocer. Nos dan a cada sorbo, a cada página, algo nuevo en qué pensar, una introspección hacia lo más sincero de uno mismo. Este vino tiene gran potencial de guarda, y como tantas otras cosas, seguramente se disfrutará tanto o más dentro de un tiempo como en el día de hoy.
Leer un libro que parece escrito para uno, como tomar un vino especial, son cosas que pasan pocas veces y hay que disfrutarlas. Tanto como la búsqueda en sí misma de nuestra lectura, nuestro vino o nuestra compañía de vida.
Lo importante sigue siendo seguir buscando, y seguir disfrutando de la búsqueda. La de este blog en particular aún no termina, y ojalá no lo haga nunca. Tal vez lo ideal sea la búsqueda en sí misma. Tal vez lo ideal sea el recorrido, o el punto de llegada. Lo que es seguro es que lo ideal es distinto para todos, y seguramente eso sea lo ideal.
Coincido en general pero me parece que falta dejar en claro que los libros que nos gustaron ayer quizá hoy ya no, lo mismo los vinos ni que hablar de las parejas. Van cambiando nuestros gustos, nuestras necesidades, nuestros modos de ver el mundo y, lo más importante, nuestra forma de vivirlo. No?
ResponderEliminarJaime
Absolutamente de acuerdo, creo que eso es parte de la búsqueda que comentaba en el post, aunque me faltó ahondar en ello. La búsqueda de lo que nos hace bien hoy, con nuestro aprendizaje y experiencias anteriores (lo que leímos, tomamos o vivimos) es un proceso que cambia día a día. Aunque lo ideal cambia porque nosotros cambiamos, algo en particular, un libro, un vino o especialmente una persona, pueden seguir siendo lo ideal. Ese es el punto de llegada, ese es el camino a recorrer.
ResponderEliminar