domingo, 4 de julio de 2010

PRIMER MARIDAJE DE JULIO

Cada tanto tenemos la oportunidad de toparnos con alguna joyita en cualquier ámbito de la vida. Hoy voy a maridar dos tesoros con una gran riqueza histórica cada uno. Hace pocos días pude probar uno de los mejores vinos uruguayos, presente incluso en las cartas de restoranes de primer nivel en Europa. Por otro lado un regalo muy original que encontré para el día del padre en una librería.

El libro en cuestión es una pequeña obra de arte llamada La Nueva Troya. Su autor es Alejandro Dumas (el mismo de Los Tres Mosqueteros y El Conde de Monte Cristo) y trata nada más ni nada menos que de nuestra ciudad. En 1842 comienza el sitio de Montevideo a cargo de Manuel Oribe con apoyo (militar y económico) del tirano argentino Juan Manuel Rosas. Los sitiados no sólo se defenderán con el poderío militar, sino que envían a Europa a Melchor Pacheco, emisario del gobierno, para que logre adeptos para la causa. Los franceses son viejos enemigos de Rosas, y el escritor de moda en ese entonces, Alejandro Dumas utiliza su pluma para realizar una “novela histórica” basándose en los relatos absolutamente parcializados del mensajero. El libro comienza diciendo “A los heroicos defensores de Montevideo. Alejandro Dumas, escritor al servicio de Montevideo y adversario de Rosas.”

El vino al que me refiero no es otro que el Preludio de bodega Juanicó. Se realiza desde el año 1992 mezclando diversas uvas tintas según las propiedades de ese año, lo que significa que la composición cambiará de una cosecha a otra (no hubo Preludio en las cosechas 1993, 1996, 2001 y 2003). Pasa un año en barricas de roble y se estiba por otro año en botella con el fin de que madure.

El valor de ambos se hace evidente (no tanto en precio, sino en lo que significan). En ambos casos la historia (en uno más cercana en el tiempo que en el otro) se abre camino por nuestros sentidos de forma rápida e impactante. Lo que podemos descubrir en uno y otro sorprende continuamente. Al comenzar a investigarlos surgen nuevos hallazgos sumamente interesantes. En el caso del Preludio, conocí la clarificación a través de clara de huevo, con ello, se logra atrapar y precipitar al fondo de las barricas pequeños residuos. En el caso del libro, el prólogo, escrito por Daniel Balmaceda da una nueva teoría (en mi opinión, la más convincente) acerca del origen del nombre de nuestra ciudad. Aparentemente mapas de esa época nombran esta zona como Monte Ovidio, lo cual se habría deformado hasta llegar a ser Montevideo. La versión conocida por todos de que sería Monte VI de E. a O. (monte sexto de este a oeste) pierde valor por la carencia de documentos que señalen el monte V o el monte VII.

Es interesantísimo pasear por las páginas narradas de forma apasionante, recreando de forma libre los hechos decisivos de la independencia y la lucha entre unitarios y federales. Existen varios errores históricos que resultan simpáticos, ya que Dumas jamás visitó estas tierras y dejó volar su imaginación de la mano de los relatos recibidos. Rosas y Artigas son la barbarie, y Montevideo la cuna de la cultura de este lado del mundo. Sus descripciones acerca de las diferencias entre los habitantes de Buenos Aires y de Montevideo se podrían aplicar al día de hoy, según sus palabras (en realidad palabras de su interlocutor) “las mujeres de Buenos Aires tienen la pretensión de ser las más bellas mujeres de la América meridional […] Puede ser, en efecto, que el rostro de las mujeres de Montevideo sea menos deslumbrante que el de sus vecinas, pero sus formas son maravillosas, y sus pies, sus manos, sus torneadas figuras parecen haber sido pedidas en préstamo directamente a Sevilla o a Granada”

Tanto Rosas, Artigas, Rivadavia y Garibaldi se transforman en personajes novelescos salidos en algunos casos de la obra de Homero. “En efecto, las filas de los defensores de Montevideo se hallaban muy raleadas. Los coroneles Sosa, Torres, Neira y un gran número de otros jefes y oficiales, habían perecido con más de 3.000 soldados. Pero digamos unas palabras de este Sosa a quien hemos llamado el Héctor de la Nueva Troya. Sosa era uno de esos hobres para quienes el peligro no existe. Se había dicho que descendía de uno de aquellos titanes que otrora quisieron escalar el cielo.”

Volviendo al Preludio, su pasaje por roble lo hacen fuerte, determinado en boca e intenso en la nariz. Algunos toques aromáticos complejos, un bouquet aterciopelado por el tiempo con un tono de vainilla que aparece de forma intermitente. Esa complejidad, esa soberbia, esa determinación se encuentran en los personajes que comenté más arriba en el relato de Dumas, y en muchos más, de personas y de sentimientos emanados de la pluma del autor. “Volvamos a Montevideo, de donde nos alejaron por un momento Aquiles y Tersites. El 3 de febrero de 1843 […] el ministro de la Guerra preguntaba al ministro de las Finanzas cuáles eran los recursos sobre los que se podía contar para organizar el servicio; y el ministro de las Finanzas respondía a su colega que, haciendo muchas esfuerzos, podría resistirse aún veinte días.
-¿Cuánto tiempo resistieron los españoles durante el primer sitio? Preguntó el ministro de la Guerra.
-Veinte y tres meses
(SIC) – respondió el ministro de las Finanzas.
-Si los españoles resistieron veinte y tres meses, nosotros bien podemos sostenernos veinte y cuatro, pues sería vergonzoso que lo que los extranjeros hicieron para defender la tiranía, no lo hiciéramos nosotros para defender la libertad.
¡Y Montevideo resistió durante siete años!"

En boca es redondeando, preciso, intenso. A pesar de esto sería ideal esperarlo uno o dos añitos más. Tanto ahora como en ese momento su sabor es similar al que describe Dumas de la victoria en esa épica instancia del sitio, donde la libertad prevaleció sobre la tiranía del ejército apoyado por Rosas. Su final de boca es duradero, perseverante y persistente, como el rechazo continuo de las tropas sitiadoras por parte de “los heroicos defensores de Montevideo”. Su estructura es potente, equilibrada, proporcionada. Una descripción similar es la que hace Dumas de Garibaldi: “es un hombre de estatura mediana, bien proporcionado […] se aproxima en todo lo posible al verdadero prototipo de belleza.” “Es un hombre tan poderoso que no se ha podido atacar más que con la calumnia”. Justamente de forma similar, este es un vino incluso más poderoso, al punto que no existe alguien capaz de calumniarlo.

Ambas elecciones forman parte de nuestra historia, de lo que somos y sobre todo de lo que podemos ser. Uno de los primeros vinos que trascendió nuestra frontera, uno de los primeros libros que nos presentó en el mundo. Creo que de la misma forma que Dumas hoy estaría orgulloso de que esta Nueva Troya sobreviviera para poder escribir una Ilíada llena de futuro y optimismo, los creadores de Preludio pueden estar tranquilos de haber desarrollado una línea de vinos tan perfeccionista que no se hace cuando no es perfecta.

Creo haberme quedado corto en la descripción de una obra tan interesante como la de Dumas, por ello recomiendo tratar de conseguirlo y disfrutarlo. De este maridaje en particular, es el componente más accesible. Aquellos que puedan y quieran darse un gusto extra, recomiendo comprar ahora el Preludio 2004 y esperarlo un par de años más.





1 comentario:

  1. Algun dia vamos a poder comprar ese.
    Interesante lo de Montevideo, la verdad no tenía ni idea de eso, realmente pensaba ke era Monte VI de E a O...

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