miércoles, 3 de noviembre de 2010

BORGES Y EL VINO


Para comenzar noviembre no haré un maridaje sino una introducción a un autor y su relación con el vino. Si uno piensa en literatura argentina, automáticamente surgirá el nombre de Jorge Luis Borges. Este post se relaciona con el anterior, ya que Quino lo conoció y hasta le preguntó por el origen de una palabra en una feria de literatura de las de antes.

Él además era un gran consumidor de vino, y entre innumerables obras (alguna de las cuales esperamos maridar algún día en este blog) realizó dos poemas en honor a esta mágica bebida. Considera al vino como una conexión entre las diferentes culturas a lo largo de la historia, que se mantiene más allá del tiempo.

Pero para no analizar tanto y disfrutar sin estructurar tanto poemas que surgieron de lo más profundo de uno de los grandes de la literatura mundial, les dejo los dos poemas de hoy.



Al vino.


En el bronce de Homero resplandece tu nombre,
negro vino que alegras el corazon del hombre.


Siglos de siglos hace que vas de mano en mano
desde el riton del griego el cuerno del germano.


En la aurora ya estabas. A las generaciones
les diste en el camino tu fuego y tus leones.


Junto a aquel otro río de noches y de días
corre el tuyo que aclaman amigos y alegrías,


vino que como en Éufrates patriarcal y profundo
vas fluyendo a lo largo de la historia del mundo.


En tu cristal que vive nuestros ojos han visto
una roja metáfora de la sangre de Cristo.


En las arrebatadas estrofas del sufí
eres la cimitarra, la rosa y el rubí.


Que otros en tu Leteo beban un triste olvido;
yo busco en ti las fiestas del fervor compartido.


Sésamo con el cual antiguas noches abro
y en la dura tiniebla, dádiva y candelabro.


Vino del mutuo amor a la roja pelea,
alguna vez te llamaré. Que así sea.




Soneto del vino



¿En qué reino, en qué siglo, bajo qué silenciosa


conjunción de los astros, en qué secreto día


que el mármol no ha salvado, surgió la valerosa


y singular idea de inventar la alegría?


Con otoños de oro la inventaron. El vino


fluye rojo a lo largo de las generaciones


como el río del tiempo y en el arduo camino


nos prodiga su música, su fuego y sus leones.


En la noche del júbilo o en la jornada adversa


exalta la alegría o mitiga el espanto


y el ditirambo nuevo que este día le canto


otrora lo cantaron el árabe y el persa.


Vino, enséñame el arte de ver mi propia historia

como si ésta ya fuera ceniza en la memoria.

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